
Mediante la creación artística podemos volver a conectar con nuestro niño interior. El fin no es el arte ni el resultado estético, sino el proceso de autodescubrimiento.
Freud afirmaba que las artes figurativas son más cercanas al inconsciente porque la percepción visual es arcaica respecto a la expresión verbal y la cognitiva. Las producciones artísticas tienen la ventaja de simbolizar los conflictos y sentimientos de modo tangible y poder exteriorizarlos.
El poder transformador reside en el propio acto de crear, utilizando el arte como un modo de expresar las emociones. Todos los seres humanos tenemos una parte creativa.
La distancia estética que nos proporciona la obra creada nos permite conocer, comprender y poder elaborar una nueva narración de nuestra propia historia dotándola de un significado que nos acerque a un mayor estado de bienestar.