
Una situación de crisis puede poner de manifiesto dificultades a la hora de manejar determinados conflictos. Conflictos que nos acompañan durante toda nuestra vida, pero que hemos mantenido acallados u olvidados.
Al vernos sobrepasados por las circunstancias, éstos pueden manifestarse a través de cuadros y síntomas físicos y/o psíquicos en forma de:
adicciones,
alteraciones psicosomáticas,
trastornos depresivos y de ansiedad,
agudización de síntomas obsesivos y compulsivos,
etc.
llegando a interferir con el desarrollo de la vida diaria…
Es necesario, entonces, el acompañamiento de un profesional experto que pueda hacerse cargo de las emociones generadas y que ayude al fortalecimiento personal que permita volver a tomar las riendas de la propia vida.