

El primer vínculo que el bebé establece con sus figuras de cuidado, conocido como el vínculo de apego, tendrá una enorme importancia a la hora de marcar cómo serán las relaciones de la persona hasta en su edad adulta y cuáles serán sus estrategias de afrontamiento ante las experiencias vitales.
La falta de esas figuras o de la disponibilidad de éstas provocará unas carencias que se manifestarán desde la infancia, en la adolescencia o en la adultez por muy diversos síntomas tanto a nivel de conducta, de relación, social o físico.
De ahí que, como figura en nuestro lema, “Lo que cura es el vínculo” y sea en la relación terapéutica donde se pueda reparar lo que se rompió en esas primeras relaciones.