

De acuerdo con cómo se estableció el vínculo de apego del bebé con sus cuidadores, el niño puede formarse una creencia de no ser capaz de cuidar de sí mismo y de que necesitará siempre de alguien que cuide de él, manifestándose en la edad adulta por una necesidad del otro para sentirse cuidado y completo.
Esto llevará a establecer relaciones que estarán marcadas por una inseguridad y ansiedad ante la separación.
El miedo a la pérdida genera unas características de sumisión, baja autoestima, necesidad de agradar, autoanulación, deseos de exclusividad que no sólo causan un gran malestar psicológico en la persona, si no que puede poner en peligro la propia relación o hacerle asumir un papel de inferioridad en la pareja.
A través del Vínculo acompañaremos a la persona en su camino de empoderamiento y de adquirir sentido de capacidad y autoeficacia.