
Cada vez más, aumenta el número de personas con edades por encima de los 65 años y aumenta la esperanza de vida y la longevidad de nuestra población.
Paradójicamente no aumentan al mismo nivel los recursos y la atención a las necesidades bio-psico-sociales globales que este grupo de personas puedan tener. Necesidades muy concretas, pero recursos en muchos casos de muy difícil acceso.
El apoyo en el afrontamiento de un nuevo tipo de vida, las oportunidades que ofrezcan la posibilidad de trabajar el mantenimiento de capacidades motoras y cognitivas, el cuidado de sus posibles carencias emocionales, afectivas y de relación, el acompañamiento en la búsqueda de sentido en la narración de su historia vital en los últimos capítulos y la conexión en ese momento en el que se inicia el paso hacia una realidad más sutil, espiritual y en paz en la última fase de la vida son necesarios, pero a la vez no muy fáciles de acceder en ocasiones.
En el Vínculo abrimos el espacio y los momentos para la atención de forma grupal y/o individual de estas necesidades