

La vivencia de experiencias de alto impacto emocional puede provocar en la persona todo tipo de consecuencias a nivel psicológico y somático.
El estrés producido por estas experiencias y, en muchos casos, el no poder encontrarles un sentido, el tener que silenciarlas, el no poder aceptarlas o ni siquiera pensarlas y el sentimiento de culpabilidad que conllevan, hace que no sea posible integrarlas y ocasiona síntomas tanto a nivel mental y psicológico como físico.
Desde el vínculo terapéutico se trata de reparar aquello que la experiencia ha roto, de compartir mediante la escucha del episodio traumático y buscar un nuevo significado a la experiencia que pueda llevar a su integración.